Los cítricos, ricos en vitamina C, son un alimento común en invierno, ya que refuerzan nuestro sistema inmunológico y nos ayudan a combatir los resfriados y las infecciones respiratorias. Destacan entre ellos las naranjas, una de las mejores fuentes de nutrientes: una sola pieza contiene toda la vitamina C que nuestro cuerpo necesita para el día. Estos son algunos de sus beneficios más relevantes:

Fortalecen el sistema inmunológico. Los polifenoles, un tipo de antioxidante, reducen la inflamación y combaten de manera eficaz los virus y otras bacterias.

Huesos sanos. Las naranjas son una magnífica fuente de magnesio, un mineral necesario para la absorción de calcio en el cuerpo, que ayuda a mantener y formar huesos y dientes sanos.

Mejoran la memoria. Su alto contenido en fósforo las convierten en un remedio natural para mejorar nuestra memoria.

Previenen la arterioclerosis. La arterioclerosis consiste en el endurecimiento de las arterias. La vitamina C de las naranjas, si se consume regularmente, ralentiza este proceso degenerativo.

Disminuyen la presión arterial. Consumir regularmente naranjas puede reducir significativamente la presión arterial y mejorar la función de los vasos sanguíneos.