La adicción a la comida ha sido recientemente reconocida por la comunidad científica como un desorden mental. De la misma manera que una persona puede depender de una sustancia como la cocaína o la marihuana, también puede depender psíquicamente de la comida.

De acuerdo a las investigaciones, existen ciertos centros en el cerebro relacionados al placer y a la recompensa que se activan con la ingesta de estupefacientes o drogas y que también son activados cuando una persona consume por periodos prolongados alimentos palatables con alto contenido de azúcar, grasas o sal.

Las señales cerebrales de recompensa y placer impiden a la persona sentirse saciada y satisfecha con la comida y, por lo tanto, continúa comiendo. A pesar de las consecuencias que este desorden puede tener, las personas que padecen de adicción a la comida tienden sufrir otros desordenes o enfermedades como obesidad y alteración en la relación con otras personas. De la misma manera que ocurre con otras adicciones, las personas con adicción a la comida tienen dificultades para detener su comportamiento y manifiestan síntomas de abstinencia como ansiedad, agitación, cambios del estado de ánimo, etc. cuando se les reduce la comida.

¿Que hacer en estos casos?

En primer lugar, se debe buscar ayuda de un profesional idóneo para tratar esta enfermedad. Se debe trabajar en forma multidisciplinaria con médicos, nutricionista y psicólogo o psiquiatra. La alimentación no debe restringirse, sino que el objetivo debe ser restaurar el patrón de alimentación normal.

Características que debe tener el plan de alimentación para tratar la adicción la comida:

Normal en calorías. La restricción calórica puede aumentar aún más los síntomas de sobreconsumo.

Alimentos de todos los grupos: leche y derivados, carnes y huevo, frutas, verduras, cereales y derivados, dulces y grasas incluidos en menor proporción.

Se debe dar preferencia al consumo de alimentos con alto contenido de fibras, ya que proporcionan saciedad y ayudan a mantener estables los niveles de glucosa.

Se debe agregar un alimento proteico (leche, lácteos, huevos, carnes, fiambres de bajo contenido graso) en cada comida con el fin de retardar la evacuación gástrica y dar saciedad.

Otro pilar importante del tratamiento es la actividad física. Realizar ejercicio ayudara al paciente a disminuir los niveles de ansiedad. El tratamiento psicológico por su parte se enfoca en favorecer un cambio en la relación del paciente con la comida, haciendo hincapié especialmente en cortar el nexo entre las emociones y el comer.

Fuente

saludmedica