Centro de Medellín: “Aquí de noche solas no las dejo”, dice conductora
Desde el hotel en El Poblado, Medellín, una ciudad que es un sube y baja de colinas que ofrecen espectaculares vistas, mi nieta Mariale pide un auto a través de una plataforma digital. Queremos conocer el Parque de las Luces. A los cinco minutos llega el auto. Conduce una mujer. Se desmonta y abre la puerta delantera derecha. Le indicamos que ambas iremos en el asiento de atrás. Luego entendemos el porqué de su sugerencia: los conductores de plataformas digitales no están autorizados a realizar el servicio, pese a que las plataformas sí funcionan de manera legal. Es que para usar como tal su vehículo ha de ser registrado como público. Al comprender lo que puede ocurrirle si un policía de tránsito la detiene, Mariale le señala que, en tal caso, nos presentaríamos como familia suya. (Hay una ley en tramitación para resolver este problema).
Son las 6:00 de la tarde. Nos atrapó la hora pico, que en Medellín es muy larga. “Estamos en un taco”. (Es decir, un “tapón”). Los vehículos casi pegados uno al otro nos impiden mirar con detenimiento edificios o lugares de atracción. En el trayecto nos enteramos que en una de las calles cercanas a, si entendí bien la calle 10 por donde vamos, hay una zona de clubes y por ella de noche caminan sin limitaciones las prostitutas.
Prosigue el auto cuando, de buenas a primeras vislumbro un edificio impresionante. Es la iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, construida a fines del siglo XX. Al poco rato nuestro objetivo salta a la vista: el Parque de las Luces. Pero ¡vaya frustración! Las luminarias que lo forman están apagadas. Sólo las encienden en Navidad y en ciertas fechas festivas. A su lado, el remodelado Edificio Vásquez que llama mi atención. Al frente, la antigua estación del Ferrocarril de Antioquía. “Es aquí donde vamos a quedarnos”, decimos a la conductora. Ella gira su cara hacia atrás y pregunta si alguien nos está esperando. Al responderle negativamente con gesto serio y de manera radical afirma: “Aquí de noche solas no las dejo”. Nos explica que, especialmente de noche, hay muchos individuos deambulando o tirados sobre el suelo. Pueden ser mendigos tranquilos que no hacen daño, o atracadores. Por estos lados nos recomienda venir de día y, si posible, acompañadas. Le hacemos caso. Decidimos volver en horas de la mañana y contrataremos un guía. Le pedimos retornar a El Poblado. La vuelta es por otra ruta. En ésta cruzamos el colorido puente Gilberto Echeverri Mejía, sobre el río Medellín. (Mi nieta Mariale Ramos R. tomó las fotos para este artículo en Listín Diario).
Bajo el puente
Debajo de una parte del colorido puente del Parque de la 4 Sur, hay de noche jóvenes patinando y montando bicicleta. Y algo más: “fuman marihuana, pero sin provocar líos”.
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