Estrellas hunden más a los Leones; Licey derrota de nuevo a Gigantes
Por Cynthia Morillo
Las Estrellas Orientales no le dieron respiro al alicaído equipo del Escogido, mientras que el Licey le repitió la dosis a los Gigantes del Cibao. Así se puede resumir la jornada invernal de anoche. En el Estadio Tetelo Vargas de San Pedro de Macorís, Radhamés Liz volvió a comportarse como el estelar de las Estrellas al conducir al equipo al triunfo 4-2 sobre los Leones, que se hunden en el sótano de la tabla de posiciones.
El derecho Liz (4-0) laboró en cinco episodios en blanco, de dos imparables y seis ponches para llevar a los Orientales a vencer por segunda noche seguida a los escarlatas, que amenazaron en el noveno episodio, pero Marcos Mateo sofocó la amenaza con su noveno rescate.
Las Estrellas, que recibieron el aporte ofensivo del receptor Alberto Rosario con un par de impulsadas, subieron a la tercera posición de la justa invernal, medio juego por encima de los Gigantes. El derrotado por el Escogido fue Andre Rienzo (0-3). Los rojos siguen en el sótano del campeonato, a cinco juegos del importante cuarto lugar.
Victoria azul
En el Estadio Quisqueya, Jonathan Solano lideró la ofensiva de los Tigres, que vencieron 8-6 a los Gigantes para imponerse por segunda jornada consecutiva al club de San Francisco de Macorís.
Esta fue la tercera victoria en línea de los azules, que siguen en el quinto lugar de la justa con marca de 10-11 y a uno de los Gigantes en el cuarto puesto.
El Licey contó anoche con un impecable relevo, que se hizo cargo de la situación después de que su abridor, Asher Wojciechowski, fuera el responsable de cinco de las seis carreras de los Gigantes.
Jairo Asencio logró el salvamento pata los añiles. Ganó Dionis Soriano (1-0 2.45). Los Gigantes se fueron delante 3-0 en el mismo primer acto, pero Licey empató en el segundo, gracias al doble de Solano con las bases llenas.
Los Tigres marcaron cuatro en el cuarto, pero los Gigantes se pegaron 7-6 en el quinto. Los ganadores hicieron otra más en el octavo y Asencio hizo el trabajo en el noveno, retirando en orden a los Potros con dos ponches.
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