PHOENIX -- Goran Dragic cometió un error común, pero de todas maneras peligroso, a mediados del tercer cuarto la noche del martes. Lanzó un pase cruzado sin saber muy bien dónde estaba LeBron James.

En el momento en que Dragic dio la vuelta para ver lo que había pasado, James ya estaba camino a hacer una volcada.

"Me siento bien en este momento", dijo James de su poca creatividad en el juego después del robo en la victoria de calidad del Miami Heat por 103-97 como visitantes ante los Phoenix Suns, un triunfo que tuvo lugar sin Dwyane Wade, quien permaneció fuera a causa de una migraña.

En esta temporada, los Suns, que han sido una agradable sorpresa en una temporada llena de decepciones alrededor de la liga, tiene un lema: "Arranca el futuro". Es algo que al departamento de marketing se le ocurrió cuando el departamento de básquetbol cambió a los veteranos por jugadores jóvenes en la que se suponía iba a ser una temporada de reconstrucción.

El lema de temporada de James bien podría ser lo que dijo el martes: "Me siento bien en este momento".

Siente frustración de vez en cuando con una derrota caprichosa, como el fin de semana pasado en Utah cuando jugó un partido bastante malo. Se va a irritar un poco cuando se mencione que Kevin Durant podría haber acercado la brecha con él para quedarse con el premio al mejor jugador del planeta. Pero, en general, a James le ha estado faltando el aire desde que puso un pie en la cima del podio tras el Juego 7 en Miami en junio pasado para celebrar los dos trofeos de oro con esa actitud de "¿qué tienen para decir ahora?" y una sonrisa en su rostro.

Esa mentalidad puede eventualmente verse afectada, pero no será así durante un tiempo. Hasta entonces, James se sentirá muy bien consigo mismo.

Esa fue la causa por la que estuvo dispuesto a declarar en una entrevista reciente con NBA TV: "Yo voy a ser uno de los cuatro mejores que jamás haya jugado a este deporte, por supuesto. Y si no quieren que tenga uno de esos cuatro primeros lugares, será mejor que encuentren otro lugar en esa montaña. Alguien tiene bajar".

Cuando James enumeró lo que él sentía era el actual Monte Rushmore de la NBA, nombró a Michael Jordan, Magic Johnson, Larry Bird y Oscar Robertson. Es difícil decidir qué lo que daría lugar a más conversación y debate, la declaración de James o la elección de sus pares.

Sintiéndose bien consigo mismo y muy a gusto por su entrevistador, Steve Smith, James continuó afirmando que habían hecho trampa en la votación al Jugador Defensivo del Año de los últimos dos años.

"Para ser honesto, siento que me han estado descartando en los dos últimos años, y lo digo en serio", dijo James. "Y eso es algo egoísta de mi parte... pero siento que debería haberlo ganado".

Sí, ese es James insistiendo en que no está recibiendo el suficiente crédito por algo. Acaba de desahogarse. En la era de oro de su carrera, él se pregunta, ¿por qué no ha sido él? Él no teme represalias y, por lo menos ahora, no está demasiado preocupado por ningún oponente.

"Jugaremos contra cualquiera, no importa", James dijo mientras disfrutaba de la victoria. "No importa quién sea. No estamos huyendo de nadie".

Así es como suena "sentirse bien", y él no parece tener intenciones de cambiar este modo en un futuro cercano. Por ejemplo ¿por qué, a pesar de toda su show de hacer volcadas para las cámaras, no les da finalmente a sus fanáticos y patrocinadores lo que tanto quieren y participa del concurso de volcadas tan sólo una vez?

"Es sólo que no quiero hacerlo", dijo James. "No soy fácil de convencer en estos días".

Esta versión flotante en el aire de James con el tiempo se desvanecerá en el negocio, probablemente en la postemporada cuando haga su apagón anual de tecnología apagando su teléfono. Es en esos momentos se determinará el espacio en la montaña.

Al final, la discusión del Monte Rushmore probablemente se reducirá a cosas cuantificables, como la cantidad total de anillos, de premio al JMV o de puntos. Llegar hasta allí toma un montón de trabajo, sin embargo, y eso es lo que James estuvo haciendo en Phoenix el martes por la noche.

Él ha tenido docenas de juegos como este en los últimos años. Luego de una dura derrota, hizo un mega juego con 37 puntos, nueve rebotes y cinco robos de balón. Cuando el partido ya estaba definido a finales del último cuarto sumó dos conversiones, dos robos y cuatro tiros libres para llevar a su equipo a casa. También lanzó un pase perfecto sobre una doble marca para que Chris Bosh luego hiciera un triple, el último de sus 21 puntos, que rompió a los Suns.

En el camino, arrojó varias volcadas que asombraron a la multitud. Una vez, durante una carrera en el tercer cuarto, el entrenador de los Suns, Jeff Hornacek, pidió un tiempo muerto, mientras que James estaba en el aire camino a hacer una volcada. Al ver la jugada desarrollarse, ya sabía lo que iba a suceder. Algo así como la forma en que Dragic no quiso mirar después de ser atrapado tras lanzar un pase perezoso.

Había 17,927 personas en el USA Airways Center, la mayor multitud de la temporada, muchos de los cuales tenía este juego resaltado desde que se dio a conocer el calendario. Cientos de ellos se agolparon alrededor del túnel, por donde los jugadores del Heat dejaron la cancha, una escena que se desarrolla cada noche donde James esté en el mapa de la NBA. Y van a contar las historias sobre ese remolino de volcadas por un tiempo.

También fue así para los jugadores del Monte Rushmore de James cuando ellos estaban en la liga. A medida que se mueve a través de lo que se ha convertido en el momento más satisfactorio en su vida, James es a la vez consciente y seguro de sí mismo, y se está convirtiendo en un proceso cada vez más interesante de ver.

"Soy un volcador en el juego, sólo salto y descifro qué es lo que tengo que hacer", dijo. "He sido capaz de definir más de lo que he fallado, así que eso es lo que importa".

Fuente: http://espndeportes.espn.go.com/news/story?id=2020996&s=bas&type=story